El 22 de junio de 1986, en el Estadio Azteca, el “Diez” no solo marcó el polémico gol de la “Mano de Dios” con su ingenio y picardía, sino que minutos después protagonizó una de las jugadas más espectaculares de la historia del fútbol. Recibiendo el balón en su propio campo, Maradona gambeteó a medio equipo inglés, eludiendo rivales con una velocidad y destreza asombrosas, para luego definir con maestría ante la salida del arquero. Este “Gol del Siglo” selló el 2 a 1 definitivo en los cuartos de final de la Copa del Mundo, un partido cargado de un profundo significado simbólico y emocional para la Argentina, especialmente por el contexto post-Malvinas, y se convirtió en un capítulo imborrable de la identidad nacional.
La institucionalización de esta fecha por parte de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en 2020, a partir de una propuesta de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), subraya la importancia de reconocer no solo a la figura icónica de Maradona, sino también a todos los futbolistas argentinos. Desde las canchas de potrero en cada barrio hasta los estadios internacionales, miles de deportistas dedican su vida a este deporte, contribuyendo con su esfuerzo, su talento y su disciplina a la rica tradición futbolística del país.
Este día celebra la esencia del futbolista argentino: su garra indomable, su picardía innata, su creatividad desbordante y su inquebrantable espíritu de lucha en cada partido. Es una oportunidad para reflexionar sobre el impacto social y cultural que el fútbol tiene en la Argentina, un fenómeno que trasciende las canchas y se arraiga profundamente en la identidad colectiva y en el día a día de millones de personas. La conmemoración de cada 22 de junio es un recordatorio constante de que, más allá de los nombres propios y los logros individuales, la verdadera gloria reside en la pasión compartida y en el legado que cada futbolista deja en la vasta y emocionante historia de este deporte tan arraigado en el sentir nacional.