La ciudad de Córdoba fue el escenario de un significativo acuerdo interprovincial en materia ambiental, donde un grupo de gobernadores argentinos sentó las bases para una política climática federal. Durante la reciente Conferencia Climática Internacional, los mandatarios sellaron un “Compromiso Ambiental” que busca proteger la biodiversidad, adaptarse a los impactos del cambio climático, acelerar la economía circular y promover la transición energética.
Entre los gobernadores firmantes se encontraron Martín Llaryora y Victoria Flores (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), así como los representantes de La Pampa, Jujuy y Entre Ríos. La iniciativa surge en un contexto de creciente preocupación por la postura del gobierno nacional, liderado por el presidente Javier Milei, a quien los gobernadores buscaron contraponer su “negacionismo climático”. “Las provincias se rebelaron contra el negacionismo climático de Javier Milei”, fue una de las frases destacadas que resonó durante el evento.
Uno de los motores clave de este pacto fue la preocupación por el financiamiento global para iniciativas ambientales. Victoria Flores, de Córdoba, lo resumió claramente: “Porque el financiamiento que plantea el mundo es a través de gobiernos nacionales y en el caso de tener un gobierno negacionista, los gobiernos subnacionales pierden la posibilidad de ser parte”. Esta visión subraya la necesidad de las provincias de asegurar recursos para sus proyectos ambientales, independientemente de la política de la Casa Rosada.
Los gobernadores enfatizaron que el compromiso con el desarrollo sostenible no implica frenar la productividad. Martín Llaryora se preguntó retóricamente: “¿Qué queremos negar? ¿El cambio climático?”, mientras que Maximiliano Pullaro, de Santa Fe, afirmó que “no solo el equilibrio fiscal es una batalla cultural, sino el cuidado del ambiente tiene que ser una batalla cultural”. Por su parte, Ignacio Torres, de Chubut, planteó un enfoque pragmático sobre la producción: “Yo creo que ya no hay que discutir más minería, sí, minería no, sino minería cómo”, apostando por métodos sostenibles en las actividades extractivas.
La Conferencia también fue escenario de la expresión ciudadana, con la presencia de un grupo de manifestantes que irrumpió en un momento dado, evidenciando la tensión entre el desarrollo y el impacto ambiental local, como lo fue la protesta por la tala de un quebracho para una autovía. A pesar de los desafíos, la convicción de los firmantes es que “el desarrollo productivo puede hacerse sin dejar atrás el cuidado del ambiente”.
La pregunta que queda abierta tras la firma de este pacto es: “¿Lo cumplirán?”. El tiempo y la implementación de las políticas provinciales serán la clave para determinar la efectividad de este compromiso ambiental federal.
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