Buenos Aires, 22 de julio de 2025. Los últimos datos de la consultora Zuban / Córdoba, presentados en C5N, nos ofrecen una radiografía fascinante y reveladora de las identidades políticas en Argentina. Más allá de las tradicionales divisiones entre kirchneristas y anti-kirchneristas, peronistas y antiperonistas, la mirada se posa ahora sobre una nueva fuerza: el “antimileísmo”, y sus cifras, al día de hoy, son las más altas entre todos los “anti”.
Al analizar la evolución desde mayo de 2024 hasta julio de 2025, podemos observar algunas tendencias consolidadas y otras emergentes que merecen nuestra atención.
Si nos centramos en el eje Kirchneristas vs. Antikirchneristas, la situación se mantiene relativamente estable. Los “Kirchneristas” se ubicaban en 20.2% en mayo de 2024, pasando a 20.3% en enero de 2025 y alcanzando un 20.7% en julio de 2025. Sus contrapartes, los “Antikirchneristas”, mostraron 46.1% en mayo de 2024, 45.9% en enero de 2025 y un ligero ascenso a 46.5% en julio de 2025. La brecha aquí es consistente y marca una polarización de larga data.
Por otro lado, la división entre Peronistas vs. Antiperonistas nos muestra números ligeramente diferentes. Los “Peronistas” partieron de un 24.5% en mayo de 2024, subiendo a 24.6% en enero de 2025 y llegando al 25.1% en julio de 2025. Los “Antiperonistas”, por su parte, registraron 39.8% en mayo de 2024, 39.5% en enero de 2025, y un ascenso a 40.3% en julio de 2025. Aquí también, las posiciones parecen bastante fijas en el tiempo.
Pero el dato que verdaderamente captura la atención en este estudio es el del “Antimileísmo”. En mayo de 2024, el “Antimileísmo” alcanzaba un 53.1%, una cifra que en enero de 2025 se situó en 52.6%. En julio de 2025, si bien hay una fluctuación, los números del antimileísmo se mantienen elevados con respecto a las otras “antis”. El periodista Roberto Bercovich destaca precisamente que ninguno de los otros “Antis” (Antikirchneristas o Antiperonistas) llega a ese 54% de “antimileístas” que se observa en los datos.
Lo notable de esta cifra es que, a pesar de su magnitud, el “antimileísmo” no encuentra un cauce electoral único. Es decir, si bien existe un amplio porcentaje de la población que se opone a la figura o a la gestión del actual presidente, esta oposición no se traduce automáticamente en una opción electoral definida y unificada. Hay quienes se sienten “lastimados” por la gestión y buscarán reparación en distintas boletas, y otros que “jamás lo harían”, refiriéndose a apoyar ciertas alternativas.
Esta dinámica mantiene al gobierno de Milei con una “cierta gobernabilidad por ahora sostenible”, a pesar de la “fragilidad que muchas veces se expresa en la economía”. La gran interrogante para las próximas elecciones, ya sean las de septiembre o las de octubre, será si ese vasto “antimileísmo” logra articularse en una propuesta política que lo represente de manera efectiva en las urnas. La política argentina, como siempre, nos ofrece más preguntas que respuestas cerradas, y las encuestas son solo una pieza más en este complejo rompecabezas.
Esta columna de opinión se basa en el análisis periodístico de datos de encuestas de Zuban / Córdoba, tal como fueron presentados en el canal C5N por el economista Alejandro Bercovich, y busca ofrecer una interpretación de las tendencias electorales. No es un reporte de noticias directo, sino un comentario sobre los datos.
