Reflexión sobre el nuevo ciclo político en Argentina.

Milei y la Escuela Austríaca: ¿Novedad Disruptiva o Radicalización Histórica? ¿Liberalismo clásico ó Anarcocapitalismo?

El presidente Javier Milei Presidente Javier Milei y la escuela Austriaca.

El presente gobierno argentino marca un hito al aplicar ideas extremas de la Escuela Austríaca de Economía desde el poder político, rompiendo con consensos sociales y planteando un ciclo inédito en la historia del país.

Neuquén, 3 de agosto de 2025 - Por Yamil Jara, estudiante de periodismo y nuevos medios.

Desde la llegada de Javier Milei a la presidencia, la política argentina entró en un nuevo ciclo: el de la guerra contra “la casta”, el ajuste brutal y la desregulación total. Este quiebre no solo desafía las estructuras partidarias tradicionales, sino que impone una visión radical del Estado y la economía. Sin embargo, las ideas que inspiran su proyecto no son nuevas: tienen más de un siglo de historia y provienen de la llamada Escuela Austríaca de Economía. Lo verdaderamente inédito es que por primera vez en la historia del país, esas ideas —radicalizadas hasta el anarcocapitalismo— se aplican desde el poder político.

Breve repaso del pensamiento político argentino A lo largo de su historia, Argentina transitó diversas corrientes ideológicas: el liberalismo fundacional de Alberdi y Sarmiento, el conservadurismo oligárquico, el populismo peronista, el autoritarismo militar, la socialdemocracia alfonsinista, el neoliberalismo de los 90 y el kirchnerismo del siglo XXI. Todas estas corrientes, a pesar de sus profundas diferencias, compartieron un principio común: la existencia del Estado como actor clave en la organización nacional. Ya sea para fomentar el progreso, regular la economía, garantizar derechos sociales o asegurar la estabilidad política, la figura estatal siempre se concibió como un pilar fundamental de la vida pública argentina.

¿Qué es la Escuela Austríaca? La Escuela Austríaca de Economía surgió en Europa a fines del siglo XIX. Sus principales referentes fueron Carl Menger, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek. Esta corriente sostiene que el mercado es un “orden espontáneo” que debe funcionar sin interferencias del Estado, basándose en la primacía de la acción individual y la ineficiencia de cualquier planificación centralizada. Propugnan la libertad individual como eje central, entendiendo que las interacciones libres en el mercado conducen a la prosperidad.

A mediados del siglo XX, Murray Rothbard llevó estas ideas al extremo y fundó el anarcocapitalismo, que propone la eliminación total del Estado, incluyendo funciones esenciales como salud, educación, justicia, seguridad y obra pública, reduciendo al mínimo o eliminando por completo la intervención estatal en la sociedad.

¿Qué propone Milei y por qué no es liberalismo clásico? Milei toma como base la Escuela Austríaca, pero va mucho más allá de lo que se considera el liberalismo clásico. Mientras que Juan Bautista Alberdi, uno de los padres del liberalismo argentino, defendía la inmigración, la educación estatal como motor de progreso y una organización institucional del país que validaba ciertas funciones públicas, Milei propone la abolición de ministerios, el fin de la obra pública estatal, la eliminación de subsidios, y la privatización de áreas tan sensibles como la salud, la educación y el transporte.

Esta distinción es crucial: si bien el liberalismo clásico aboga por una economía de mercado y libertades individuales, históricamente ha reconocido la necesidad de un Estado mínimo que garantice la seguridad, la justicia, la defensa y algunas infraestructuras básicas para el funcionamiento de una sociedad ordenada. La propuesta de Milei, al buscar una eliminación radical de estas funciones estatales, se adentra decididamente en el terreno del anarcocapitalismo, distanciándose del pragmatismo y la concepción más moderada del Estado que caracterizaron a los fundadores del liberalismo en Argentina y en gran parte del mundo. Por eso, no estamos ante una reconstrucción del liberalismo clásico, sino ante una versión extremista, que rompe incluso con el ideario liberal moderado.

¿Retroceso histórico o novedad disruptiva? El modelo de Milei puede parecer moderno por su estética rupturista, su lenguaje provocador y su uso estratégico de las redes sociales, pero en realidad representa una radicalización de ideas viejas, nunca antes aplicadas de forma plena en un país con la trayectoria de Argentina. La gran novedad no reside en la ideología en sí misma, sino en el hecho de que hoy, por primera vez, estas ideas tan extremas gobiernan el país desde el poder ejecutivo.

Y lo hace ignorando o directamente confrontando los consensos sociales construidos desde 1945, que formaron parte esencial del contrato social argentino, como:

El derecho a la salud y la educación pública universal.

La protección laboral y los derechos de los trabajadores.

El rol del Estado como garante del bienestar social y articulador de políticas públicas.

Esta confrontación con décadas de construcción social y derechos adquiridos genera una profunda tensión en el tejido social argentino, desafiando las bases del contrato social implícito y la concepción del rol del Estado en la vida de los ciudadanos. El resultado de esta inédita aplicación ideológica definirá, sin dudas, el futuro inmediato de la nación.

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