El 16 de junio de 1955, la tranquilidad de Buenos Aires se quebró con el estruendo de bombas y ametralladoras. Una facción de las Fuerzas Armadas, en un intento de golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, desató un ataque aéreo indiscriminado sobre la Plaza de Mayo, donde miles de civiles se habían congregado en apoyo al presidente. La barbarie de aquel día, calificada por muchos como un acto de terrorismo de Estado, dejó una cicatriz profunda en la memoria colectiva argentina.
Los atacantes, que buscaban asesinar a Perón y derrocar su gobierno, utilizaron aviones P-51 Mustang y Gloster Meteor, disparando sobre una multitud indefensa. Las bombas no solo impactaron en la Plaza y sus alrededores, sino que también causaron destrozos significativos en edificios históricos y en la propia Casa Rosada. La brutalidad del ataque no solo se midió en el número de víctimas fatales y heridos, sino en la conmoción social que generó y en la impunidad que, en muchos casos, rodeó a sus responsables.
Este trágico suceso, si bien tuvo su epicentro en la capital federal, tuvo repercusiones en todas las provincias, incluida Neuquén. Aunque no hay registros de ataques directos en la región Confluencia o en el resto del territorio neuquino durante ese día específico, el bombardeo a Plaza de Mayo fue un catalizador para la polarización política que se acentuaría en los meses siguientes y desembocaría en la llamada “Revolución Libertadora” en septiembre de ese mismo año. En Neuquén, como en otras provincias, se vivía un clima de creciente tensión política, con la lealtad al gobierno peronista y la efervescencia opositora marcando la agenda social y política.
Imagen de la Plaza de Mayo durante el trágico bombardeo del 16 de junio de 1955.
Historiadores y analistas coinciden en que el 16 de junio de 1955 marcó un antes y un después en la historia argentina, inaugurando un período de inestabilidad institucional y violencia política que se prolongaría por décadas. Aquel día sentó un precedente nefasto para la democracia, demostrando la voluntad de algunos sectores de recurrir a la fuerza extrema para dirimir conflictos políticos. La masacre de civiles en plena Plaza de Mayo, un símbolo de la soberanía popular, es un recordatorio constante de los peligros que acechan cuando se quiebran los consensos democráticos.
A 70 años de aquel bombardeo, la reflexión sobre lo sucedido sigue siendo fundamental para comprender el entramado de la política argentina y sus complejas dinámicas. La memoria de las víctimas y la necesidad de mantener vivos los valores democráticos son un legado que se revalida con cada aniversario. En la provincia de Neuquén, estas reflexiones se integran en la comprensión de nuestra propia historia política y social, entendiendo cómo los grandes eventos nacionales impactaron y moldearon el devenir de nuestra región. La búsqueda de la verdad y la justicia por lo ocurrido ese día es un compromiso que perdura en el tiempo.